+56 9 9349 0652 /+56 9 9999 1702

Cuando hablamos de control, nos referimos a la idea de que todo salga como queremos, en el momento deseado, creyendo que el resultado será el esperado y el mejor.

Cuando lo analizamos de forma un poco más profunda, nos damos cuenta de que existe una cantidad infinita de variables que nos son imposibles de controlar o de anticipar, por lo tanto, cuando vamos a la vida con la idea de que todo sucederá como nosotros queramos, cuando nosotros lo deseemos y porque creemos que será la mejor forma… Si lo pensamos fríamente, llega a sonar ridículo.

¿Por qué los seres humanos somos adictos al control? ¿Por qué creemos que nuestra forma será la correcta? Algunos podrán decir que lo han experimentado en situaciones como: “Yo nunca me equivoco con el cálculo de la carne para el asado” o “yo siempre lo he hecho de la misma forma y siempre me resulta”

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es, como personalmente me gusta llamarle, el primer mandamiento de cómo ser humano: “YO NO CONTROLO NADA”. A pesar de ponerle tanto énfasis a esta idea, es poco probable que logremos dejar el control por completo. Es por eso que desarrollamos técnicas para aprender a enfrentarlo constantemente y así disminuir la frecuencia, intensidad y duración de estos eventos. Más adelante les compartiré  algunas.

Reflexionemos acerca de la idea de dejar el control; ante ésta, es probable que aumente la incomodidad y el miedo a la incertidumbre. ¿Cómo tendemos a reaccionar frente a él? ¿Cuándo y cómo empezó este miedo?

Tenemos miedo y nos genera incomodidad la incertidumbre. Nuestra mente, con el fin de compensar este miedo, nos genera una ilusión; haciéndonos creer que tenemos todo bajo control. La verdad es que no nos conviene mantener esta creencia, ya que, ¿qué va a pasar cuando algo de lo que pensamos que teníamos controlado no nos resulte? La respuesta es que nos vamos a frustrar.

Entonces, ¿Cómo nos damos cuenta de que estamos controlando? Cada emoción nos da una información específica, la frustración es la encargada de avisarnos que estamos intentando controlar y además, nos sugiere que flexibilicemos.

Es curioso pensar que esto no nos pasaba en nuestros primeros años de vida; en ocasiones, hasta nos hacía ilusión no saber cuál sería el desenlace de una situación, pero algo pasó que ahora eso no nos gusta o nos da miedo.

Hagamos consciente que nadie nos enseña a ser humanos, es por eso que desde los cero a los siete años es la etapa de programación; durante este periodo, con el fin de aprender a vivir en sociedad y comportarnos como es debido, nos comparamos con los otros y le creemos a los adultos lo que nos dicen, sin ni siquiera cuestionarlo. Cuántas veces nos han dicho “el que quiere, puede”, “el que la sigue, la consigue”, “si es que estudias, te va a ir bien” o “si haces dieta, adelgazas” un sin número de veces. Sin embargo, la causa efecto, en este caso, no existe; lo que si es cierto, es que los actos que uno ejecuta, aumentan la probabilidad de que ocurra un evento determinado; pero no lo aseguran.

Esto no termina ahí, después somos nosotros mismos los que nos hablamos así también. Y nos seguimos diciendo “el que quiere, puede”, “el que la sigue, la consigue”, etc. Y ojalá terminara aquí, pero ¿qué le decimos a nuestros hijos? “Si es que tu estudias, te va a ir bien”, siguiendo con el círculo vicioso.

Lo que se va formando en la etapa de programación son programas inconscientes, que son filtros por medio de los cuales interpretamos la realidad; para lidiar con ellos, la clave es ser consciente, es decir, darnos cuenta de que estamos percibiendo desde un programa.

Quiero que quede claro que esto no se relaciona con la idea de ser pasivo; al contrario, lo ideal es apuntar a hacer lo mejor posible, con el fin de lograr los objetivos que nos proponemos, pero siempre con planes alternativos y lo más importante, sin generar un desgaste emocional por tener que cambiar de planes. Es muy importante darnos cuenta de que con este tipo de cambio, aunque se vea muy pequeño y hasta parezca obvio, seremos capaces de disminuir los niveles de frustración y aumentar los de flexibilidad.

El desgaste emocional que se produce es información útil; nos sirve para darnos cuenta de que aún nos falta internalizar los  conceptos de flexibilizar, dejar ir y soltar.

¿Por qué esta información es importante? Para establecer que es altamente probable que muchos de nosotros tengamos este problema de control, lo que nos causa altos niveles de frustración, estrés, problemas con los otros y poca flexibilidad.

Les dejo algunos pasos que pueden ayudarlos a ir desarrollando la flexibilidad e ir dejando el control.

Primer paso:  Aceptar que intento tener el control de muchas situaciones y esto hace que en ocasiones me frustre. “hola soy Juanita y tiendo a querer controlarlo tooodo”

Segundo paso: Identificar cada momento en el que me encuentre intentando controlar. Entonces… ¿Cuál era la emoción que nos avisa que estamos intentando controlar?… La frustración!! Muy bien, entonces cada vez que sintamos frustración, significa que estamos ante la presencia del control y es aquí donde aparece el segundo mandamiento “flexibilidad ante todo”, es decir, la frustración nos tiene dos mensajes: que estamos controlando y de paso, nos recomienda que lo mejor sería flexibilizar; por lo tanto, es el momento perfecto para aplicar nuestro “super poder” de crear diferentes alternativas. La flexibilidad la desarrollamos al ejercitar la creación de diferentes soluciones ante un problema, alternativas ante un cambio de planes, etc.

Tercer paso: Analizar (papel y lápiz) por qué nos acomoda tender al control, qué ganamos. Si lo hacemos será porque creemos que es más bueno que malo, ¿o no?

Cuarto paso: Demonizar el control, analizar (papel y lápiz)  en qué nos perjudica, haciendo una lista de todo lo malo que tiene, aquí también se pueden agregar aspectos positivos de la flexibilidad.

Quinto paso: Conclusiones del análisis anterior y nos hacemos la siguiente pregunta: ¿si es que yo fuese un papel en blanco, que elegiría para mi, control o flexibilidad?

Sexto paso: Crear una frase que resuma todo esto y usarla como herramienta en el futuro apenas sintamos nuevamente la frustración.

Josefina Correa Villalon

Psicóloga Clínica

Comments

comments